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En un emotivo acto celebrado en la ciudad que le vio crecer y donde el célebre arquitecto y profesor descubrió la luz, elemento principal en toda su obra. Con casi un año de retraso, por la pandemia, se le hacía entrega de un merecidísimo galardón concedido con el apoyo del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España. Elena Guijarro, decana de COACM, estuvo presente en la gala de entrega representado a la institución
El pasado 2 de diciembre en el Oratorio de San Felipe Neri, de Cádiz, se celebró el acto público de entrega del Premio Nacional de Arquitectura 2020, presentado por la arquitecta, investigadora, comunicadora y música, Nuria Moliner, prácticamente con un año de retraso debido a la pandemia. El evento tuvo lugar en el mismo espacio barroco de planta elíptica donde en 1812 se promulgara la primera Constitución española. El premio, convocado por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana el pasado año, fue concedido a Alberto Campo Baeza, arquitecto de prestigio internacional, Catedrático de Proyectos de la Escuela de Arquitectura de Madrid durante más de 30 años y destacado docente en el mundo que la arquitectura, puesto que ha impartido clases en algunas de las universidades y escuelas de arquitectura más prestigiosas del mundo.
El Premio Nacional de Arquitectura se otorga anualmente a destacados arquitectos españoles de talla internacional y representa el máximo galardón que otorga el MITMA. Entre los galardonados en años anteriores se cuentan nombres como Francisco Javier Sáenz de Oiza, Alejandro de la Sota, José Antonio Corrales, Ramón Vázquez Molezun, Miguel Fisac o Rafael Moneo.
El trabajo de Alberto Campo Baeza ha sido ampliamente reconocido a lo largo de los años por diferentes instituciones, por lo que el premio es, igualmente, ampliamente merecido. El arquitecto fue nombrado Catedrático Emérito de la Universidad Politécnica de Madrid y Académico de la Real Academia de Bellas Artes. Además ha sido nombrado Tessenow Medal, Premio Arnold Brunner de la American Academy of Arts and Letters de New York, e International Fellow del Royal Insitute of British Architects y del American Institute of Architects. En 2017 fue Premio COAM y Premio Attolini de la Universidad Anahuac en México, y en 2018 Premio Piranesi de la Accademia Adrianea de Roma. Y en 2019 recibió la Medalla de oro de la Arquitectura del CSCAE.
En esta ocasión, el jurado formado por Álvaro Siza Vieria, ganador de la convocatoria anterior, Manuel Gallego, Estrella de Diego, Elisa Valero, Carme Pigem, Inmaculada Maluenda y Lucía Cano, junto al Director y Subdirector de Arquitectura, elegían como Premio Nacional de Arquitectura a Campo Baeza, quien entraba en la convocatoria a propuesta de las Escuelas de Arquitectura de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Valladolid, Pamplona y Granada, de los Colegios Oficiales de Arquitectos de Madrid, Almería, Asturias y Cádiz, además de la Universidad San Pablo CEU y, como no podía ser de otra manera, por el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España.
Entre los asistentes al acto de entrega destacó la presencia de la decana del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla La Mancha, Elena Guijarro, algo que el premiado agradeció muy especialmente, puesto que desde que fuera alumna suya, ambos mantienen en el tiempo una cordial relación de amistad.
Campo Baeza expresó públicamente su enorme agradecimiento por la concesión de este prestigioso nombramiento, afirmando humildemente que “se debe más a la generosidad del jurado que a mis propios méritos”. Y, aun habiendo recibido gran cantidad de galardones a lo largo de su carrera, insistió en que éste le hacía especial ilusión por el lugar donde se realizaba la entrega, ya que Baeza, vallisoletano de nacimiento pero gaditano de corazón, pasó su infancia en Cádiz, recibió la primera comunión en el mismo espacio donde se le hacía entrega del Premio, algo que recordaba con emoción durante su intervención.
Fue en la ciudad de Cádiz donde el emblemático arquitecto percibió la importancia de la luz y aprendió a trasladarla a sus obras de una manera tan personal que aporta una singularidad característica a todas sus obras.
Elena Guijarro trasladó al galardonado la felicitación y el cariño de la Junta de Gobierno de Colegio castellano-manchego, que se reunía esa misma mañana, y la admiración de la institución.
Destacó especialmente la intervención del Director General de Arquitectura y Agenda Urbana en Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana Iñaqui Carnicero, por hacerlo como alumno de Campo Baeza, más que desde la institución, algo que identificó y emocionó a muchos de los asistentes al acto.
Alberto Campo Baeza, a pesar de la gran importancia de su trabajo, es un hombre humilde que vive sin coche, sin teléfono móvil, sin televisión y sin reloj, pero que recibe más de 8 millones de visitas al año en su página web, www.campobaeza.com. Afirma ser feliz y no poder más que dar gracias a Dios por todo, mientras repite siempre que aquellos que le rodean, sus colaboradores y amigos, son todos mejores que él.
Pocos días después de la entrega del Premio Nacional de Arquitectura 2020 se ha procedido al fallo del Premio Nacional de Arquitectura 2021, galardón que ha sido concedido por el MITMA a Carme Pinos, quien también fue propuesta con CSCAE, con el apoyo de COACM.
Fuente Comunicae
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